La idea de adaptar el ambiente es incluir a nuestros hijos en todos los aspectos de la vida cotidiana para que se manejen con más libertad y eventualmente se incorporen con naturalidad al quehacer diario de la familia. La cocina es sin duda uno de los lugares en los que pasamos más tiempo dentro de casa preparando desayuno, comida o cena; horneando algo delicioso; o simplemente comiendo en la barra de la cocina.
Yo procuro involucrar a Julia poco a poco en estas actividades para que me eche la mano. Claro que para esto tienes que prever suficiente tiempo y paciencia, sobre todo las primeras veces, porque sí se hace un verdadero desastre 😫
Hasta ahora casi siempre hemos horneado postres y ella ayuda a medir los ingredientes, amasar, cernir harina (aunque lo más divertido sea compactarla después), extender el hojaldre con el rodillo, hacer las bolitas de las galletas de avena, espolvorear azúcar glass y, sobre todo, lamer la espátula y pasar su dedito por el tazón de la batidora cuando terminamos de verter la masa en el molde.
Recientemente la he involucrado también en preparar la comida, y la novedad —su hit del momento— es pelar zanahorias y pepinos. También ayuda a prepararme un café (Dolce Gusto), sacar sus platos para que le sirva de comer y echarlos en el fregadero al terminar, se sirve agua sola y puede ir por algo de colación cuando le da hambre y yo estoy ocupada. Y bueno cuando no está ayudando, se entretiene bastante con los imanes del refri y así nos hacemos compañía.
Todo esto es posible gracias a algunas adaptaciones que hemos hecho aplicando los 5 principios básicos de Montessori.
Para lavarnos las manos, cocinar, preparar un café o simplemente observar lo que hace mamá, usamos un banquito del que se puede ya subir y bajar sin ayuda (al principio le daba un poco de miedo, pero la práctica se lo quitó). Mientras no está en uso, lo guardamos en la alacena, y como es ligero y tiene muy buen tamaño, es muy práctico para que ella pueda usarlo cuando lo necesite. Ahí mismo, en la despensa, tenemos colgado su delantal y hasta su gorro de chef 😜
Dentro de la alacena dediqué uno de los entrepaños inferiores para guardar ahí sus lechitas, jugos, agua, vasos y snacks que puede despacharse sola para tomar una colación cuando tiene hambre. Para los snacks, usé unos botes muy prácticos que encontré en Walmart. Son de plástico transparente para dejar ver su contenido, tienen un sistema de cerrado hermético fácil de usar para ella, un tamaño adecuado para poder manipularlos con sus manitas y para guardar únicamente una cantidad razonable para que no 1) coma mucho, 2) no se eche a perder y 3) no se derrame demasiado en caso de algún accidente (recuerda sólo ofrecer la cantidad que estés dispuesta a recoger / limpiar). Periódicamente reviso que haya suficientes provisiones y varío la oferta de snacks (es importante rotar).
En una alacena aparte tengo guardados sus platos, vasos y cubiertos. Según la filosofía Montessori, desde pequeños los niños deberían usar vasos de vidrio, platos de cerámica y cubiertos metálicos (evidentemente de tamaño apropiado) para presentarles los utensilios reales y aprendan a ser cuidadosos (bastarán algunos vasos rotos para que se den cuenta que el vidrio es frágil y se rompe, por ejemplo).
Lógicamente la seguridad es siempre primero, y para mí esto es, hasta cierto punto, un tanto incompatible con dejarles libertad de atenderse solos, al menos siendo toddlers. Yo en este sentido, sí prefiero que primero domine el arte de poder ubicar los utensilios necesarios y poderlos usar libremente sin mayor preocupación por su integridad física, por lo que opté por platos, vasos y cubiertos de plástico grado alimenticio. Ya cuando esté más grande y sea más precavida, pasaremos a los «reales». Con lo único que me he animado hasta ahora es con los vasos. Usamos unos de vidrio tipo como para shots, que puede manipular fácilmente. En 6 meses de uso, no ha roto ni uno solo.
También tenemos un kit de limpieza a escala para que ella vayan aprendiendo a limpiar lo que llegue a ensuciar. Este lo guardamos justo debajo de la barra de la cocina porque es generalmente el piso de ahí abajo el que requiere limpieza frecuente, porque parece que es un pollo el que come ahí.
Eso sí, hay una cosa en la cocina que no está adecuado para ella y debo confesar que es intencional: los bancos tipo periquera. La verdad es que la cocina es mi lugar preferido para comer con ella porque tengo todo a la mano (doy menos vueltas) pero sobre todo porque de ahí no puede escapar…. todavía. La comida siempre ha sido un issue en varios aspectos, y uno de ellos es que se distrae mucho y se levanta, cosa que no puede hacer ahí.
Por lo demás, existen los peligros latentes de cualquier cocina, llámese horno, estufa, conectores, freidora, detergentes, cloro, etc. así que hay que tener especial cuidado en eso.
Nuestro top 6 de accesorios para una cocina kid-friendly:
1. Banco Bekväm de Ikea.
2. Set de limpieza de Melissa & Doug.
3. Mantel + gorro chef Toppklocka de Ikea.
4. Kit cubertería + vasos + platos Kalas de Ikea.
5. Vasos de vidrio tipo shot (en las tienditas de afuera de Walmart hay unos muy buenos).
6. Imanes animales de la granja de Melissa & Doug.
¿Cuáles son los tuyos?